El pasado fin de semana no hubo actividades normales en el patio de nuestro cole, ya que el equipo de animadores nos marchamos hasta Mataelpino para vivir una de las experiencias que nos enriquecen cada curso: los Ejercicios Espirituales. Siempre por estas fechas de Cuaresma, como es tradición en tantos lugares, dedicamos un fin de semana a parar, a dejar a un lado la rutina y a profundizar en varios temas relacionados con la fe y con la vida de cada uno. Se trata de un encuentro personal y una oportunidad de compartir en comunidad nuestras propias vidas.
Esta ocasión ha sido más especial aún, ya que hemos podido compartir la experiencia junto a nuestros amigos y amigas de Puertobosco, el Centro Juvenil de Puertollano, que encabezados por nuestro viejo amigo Manolo Frutos se han unido a vivir este fin de semana en Mataelpino. Y la experiencia ha sido más que enriquecedora para todos.
El viernes por la tarde llegamos a nuestro albergue para, como es habitual, pasar un rato de convivencia más relajados. Un rato de juegos y risas, y la oración de la noche, a modo de presentación de los Ejercicios, nos sirvieron para entrar en dinámica de cara a lo que nos esperaba el sábado, que iba a ser un día intenso.
El sábado comenzaron los momentos de reflexión, llevados y motivados por un ponente de lujo: José Luis Rivera. Director pedagógico de la sección de ESO, profesor del colegio, mucha experiencia en el ambiente salesiano… con él comenzamos las primeras reflexiones de la mañana, centradas en el silencio, en la Palabra de Dios y en la llamada vocacional de cada uno.
El “camino personal” de cada uno sería el tema central que iba a englobar todos los momentos. Por la tarde, tras un rato de reflexión personal, pudimos compartir lo reflexionado en grupo para enriquecernos unos de otros; sin embargo, el momento más especial llegaría al final de la tarde. Una divertida y curiosa dinámica nos hizo ver la importancia de la reconciliación personal y con Dios, por lo que tuvimos la oportunidad de celebrar ese sacramento.
El domingo tuvimos otra parte importante de reflexión, esta vez centrada en la figura de Don Bosco y en lo que queremos y debemos ser para los chicos a los que acompañamos cada semana. Este momento nos abrió los ojos para continuar en nuestro camino, pues como decía el célebre poema, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. El broche final antes de volvernos a Madrid lo pusimos con la Eucaristía, para dar gracias por lo vivido, y con las clásicas fotos de recuerdo, aprovechando que el tiempo había mejorado y el paisaje acompañaba.
Ha sido un fin de semana intenso, por lo reflexionado y por lo vivido, y sobre todo porque queremos seguir aplicando estas cosas en nuestro día a día. Es de agradecer la oportunidad de vivir algo así, sobre todo con la labor realizada por el equipo de intendencia y cocina, la disponibilidad de los Salesianos y de José Luis y las ganas de compartir momentos de los animadores de Citycentro y Puertollano. Una experiencia como esta, llena de risas, emociones, pensamientos, palabras o sorpresas nos da fuerzas para seguir llevando a cabo nuestro camino en la fe y nuestra labor con los niños y jóvenes del barrio.