¡Si yo no pido tanto!
Amor es lo que pido […]

Un diminuto amor, pero constante,
que dé su mano al que su mano tienda […]

Algo de amor en esos corazones
que no aman a los niños.

(Miguel Hernández)

La Ciudad no necesita luz del sol ni de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero. (Ap 21)