Gracias padre, gracias maestro, gracias amigo……..Gracias Manolo.

Al ver la cantidad de personas que inundaban la capilla el pasado sábado, uno se da cuenta de todo lo que ha llegado a significar Manolo en la historia de Citycentro. El sábado era un sábado más, pero al mismo tiempo no lo era. Estábamos diciendo adiós a Manolo, a la persona que, sin exagerar, ha cambiado el rumbo de un Centro Juvenil, un colegio y una obra salesiana. Eso puede llegar a ser hasta secundario, lo que de verdad impacta es pensar que ha cambiado la vida de todos los que hemos podido compartir todos estos años con él. Ha cogido jóvenes, los ha cargado de ilusión y les ha enseñado cuál es el camino a recorrer.

No es fácil comenzar etapas nuevas en la vida. No es fácil dejar atrás todo lo vivido. Aun así, es de admirar el espíritu de sacrificio demostrado todos estos años. Han sido 15 años intensos de trabajo desinteresado, de pocas horas de sueño, de darlo todo por continuar con la labor de Don Bosco. Los que, a día de hoy somos animadores gracias a él, no dudamos en afirmar que Manolo ha sido el Don Bosco de Vallecas todos estos años. Él nos dio la oportunidad, la confianza y la formación que necesitábamos para poder ser las personas que somos ahora. No ha formado solo buenos animadores, sino también buenas personas.

El legado que nos deja es incalculable. Los que somos más jóvenes no hemos vivido cómo eran el Centro Juvenil y el colegio antes de su llegada, pero gracias a Manolo sí que tenemos una base bien formada para poder seguir haciendo grandes cosas en el futuro como él nos ha enseñado: con mucho trabajo, mucha entrega y, sobre todo con una confianza ciega y desmedida en los jóvenes. Todo esto no implica seriedad. ¡Al contrario! Es cierto que su carácter es fuerte y si tiene que echar una bronca lo hace, pero el sentido del humor entre reuniones o esas anécdotas nocturnas en Mataelpino se van a echar mucho de menos.

La clave del éxito todos estos años ha estado en la cercanía. Manolo ha sido como un hermano para los más veteranos, un padre para los animadores (el “Pater”) y un “abuelo” para los niños y niñas a los que transmitía toda su sabiduría y sus historias, tanto en las reuniones como en las Eucaristías, amenas para niños y padres a la vez.

Es por todo esto que sabemos que vas a volver, ya que la historia de Citycentro te pertenece, puesto que has sembrado bien y hay que seguir recogiendo frutos. Allá donde vayas tu labor será ejemplar. en Puertollano te reciben con los brazos abiertos, como seguro harían en Estrecho o Fuenlabrada y, como por supuesto, hacemos y haremos en Vallecas. La labor de Don Bosco continúa intacta gracias a personas como tú, que hacen posible creer en un mundo mejor cada mañana.

Muchas gracias Manolo, contigo empezó todo.

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