Con motivo de la Semana de Formación de Animadores, el equipo de Animadores de Citycentro hemos podido compartir nueve días maravillosos en la Casa Salesiana de Arévalo. Allí hemos convivido desde el 29 de agosto hasta el 6 de septiembre para aprender multitud de cosas relacionadas con la animación de jóvenes en el tiempo libre, pero también para disfrutar del ambiente salesiano y de la riqueza de juntarnos con jóvenes de centros de toda nuestra inspectoría.
La formación que hemos recibido a lo largo de estos días abarca numerosos aspectos, todos ellos estrechamente relacionados con el sistema que Don Bosco nos ha dejado como la más valiosa de las herencias: Juegos y Dinámicas, Espiritualidad Salesiana, Cristología, Educación en Valores, Psicología del Desarrollo, Expresión Literaria, Medios de Comunicación Social, Planificación, Ética Cristiana, Tiempo Libre, El Monitor, El Sistema Preventivo, El Grupo, La Biblia, Habilidades Sociales, Educación Afectiva… En definitiva, un montón de cosas que un animador debe saber para estar preparado de cara a todo lo que puede vivir tanto en un Centro Juvenil como fuera de él.
Así pues, podemos decir que hemos aprendido mucho, aunque realmente con lo que nos quedamos una vez acabada esta primera parte del curso es con todas las personas que han tomado parte en esta semana. Desde el maravilloso “Equipo 0” compuesto por Leto, Hugo y Ángel, que han cuidado de todos nosotros entregándose desde primera hora de la mañana hasta altas horas de la noche, pasando por todos los profesores que han acudido a transmitirnos sus enseñanzas y vivencias, y las personas que han venido a visitarnos; así como todos y cada uno de los (futuros) animadores que han hecho de esta una experiencia inolvidable con tantos momentos de risas, de juego, de cariño o, simplemente de convivencia.
Por eso, podemos decir que esta es y será una experiencia única. Todo lo que hemos vivido, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos ha servido para enriquecer nuestras vidas. Han sido días muy intensos con clases teóricas por la mañana y por la tarde, y con juegos y veladas por la noche, pero todos y cada uno de los momentos han generado una unión que va más allá de los dos grupos en los que estábamos divididos. Casi cincuenta corazones latiendo como uno solo.
Para que esto no se quede en una semana sino que pueda durar toda la vida, debemos aplicar todo lo que hemos aprendido. Han sido nueve días cargados de momentos emotivos, gestos, lecturas del Evangelio, representaciones en clase, actuaciones a lo grande, Eucaristías, detalles y regalos, canciones, voley, bailes, incumbencias, testimonios (#Sym2015, salesianos y salesianas, animadores veteranos…), piscina… en definitiva, una manera de darnos cuenta de lo valioso que es el legado de Don Bosco.
De esta manera, se puede hablar de nuestra inspectoría como una gran familia que abarca muchos puntos del mapa, muchos jóvenes a los que atender y muchos Centros Juveniles dispuestos a seguir siendo sal y luz para todo aquel que lo necesite. Gracias de corazón a Atocha, Boscoarévalo, Carabanchel, Citycentro, CJDB (Guadalajara), Juveliber, La Balsa, La Mode, Las Aves, Las Naves, Maux, Naranjoven, Paseo y Piza por aportar todo lo que tienen y por dejarse empapar del carisma salesiano. Además, como estamos en el año del Bicentenario, no está de más recordar las últimas palabras de Don Bosco, que han de ser guía y referencia en nuestras vidas hoy: “Avanti, sempre avanti.”