El pasado, 5 de mayo, tuvimos la oportunidad de visitar la granja escuela con los alumnos de primero y segundo de primaria. Fue una experiencia inolvidable para los niños, ya que pudieron ver y tocar los animales en primera persona. Con la frase: Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”, de  Benjamin Franklin, podemos resumir a la perfección esta experiencia, ya que no hay nada mejor para aprender que interactuar y participar. 

Gracias a los profesionales que nos acompañaron durante toda la visita, los niños tuvieron la oportunidad de conocer el funcionamiento de una granja y el respeto al entorno y a los animales. Aprendieron que, al igual que ellos, los animales también necesitan unos cuidados especiales para crecer sanos, y que el entorno que los rodea también requiere de especial atención. 

Montaron a caballo en un entorno rural especial y pudimos ver la emoción de sus caras en vivo y en directo. Para ellos fue una oportunidad única. Después de un confinamiento estricto y las medidas sanitarias impuestas para la contención de la pandemia, poder respirar aire puro en un enclave como este, se agradece, ya sea por puro placer, aprendizaje, diversión o por ver a los animales y conocer cómo son físicamente.