En el mes de marzo estamos envueltos en el ambiente de la Cuaresma. Es tradicional de este tiempo fuerte destacar la limosna, el perdón y la presencia de Dios.
Cuando en el proceso de canonización de Don Bosco se escuchó en la sala la pregunta: «¿Cuándo rezaba Don Bosco en medio de toda la acción que realizaba en favor de sus jóvenes?«, apenas comenzó el silencio se oyó una segunda pregunta: «¿Y cuándo no rezaba Don Bosco?«
Este hombre de Dios nos ha enseñado a relacionarnos con Dios en medio de nuestros destinatarios. Nuestra oración es la acción liberadora para cada uno de los destinatarios en un mundo que los tiene esclavizados de mil maneras distintas. Nuestra limosna es la donación de una vida recibida gratuitamente de Dios.
Este es un mes para abandonarnos en las manos de Dios…